Cuando ChatGPT irrumpió en escena el año pasado, el equipo académico y los administradores se vieron obligados a considerar detenidamente otra innovación que alteraría su ámbito de trabajo en cualquier momento. ¿Deberían prohibirla en las universidades? ¿Podrían usarla como herramienta de aprendizaje? ¿Es posible considerar el uso responsable de la inteligencia artificial sin dejar de contemplar los posibles problemas éticos? Estas y muchas otras preguntas ocupaban la mente de docentes de todo el mundo.
Hablamos sobre este tema en el pódcast Teach & Learn, en el que debatimos sobre la tecnología que utiliza ChatGPT, cómo puede afectar la educación superior y, de forma más amplia, cómo ser un agente de cambio educativo en una coyuntura de innovación acelerada.
Al reflexionar sobre los artículos que he leído, las conferencias a las que he asistido y el equipo académico con el que he hablado, sé que estamos en las primeras etapas del ciclo de adopción de la inteligencia artificial. Y en estas primeras etapas, estamos al borde de una revolución que cambiará nuestro ámbito de trabajo de formas que aún no comprendemos completamente. Pero hay algo que sí queda claro: los docentes deben estar más dispuestos a probar la inteligencia artificial de forma segura.
Este otoño, vi a muchas instituciones de educación superior buscando formas de alentar a su equipo docente a utilizar la inteligencia artificial. Por ejemplo, en Alabama, Auburn University creó un curso de desarrollo profesional sobre la IA para el equipo académico. Northern Michigan University está considerando poner a disposición de los estudiantes una versión paga de ChatGPT. En Indiana, Purdue University quiere incorporar al equipo académico a 50 personas con experiencia en IA para hacer frente a la demanda. Reconozco que, dada la naturaleza crítica del asunto, podemos perder de vista un tema clave de discusión sobre la integridad y la posibilidad de que los estudiantes usen esta herramienta para hacer trampa, pero también veo muchas oportunidades.
Si se está preguntando: “¿Cómo puedo posicionarme de forma favorable en esta etapa del movimiento de la IA?”, a continuación brindo algunas ideas que le servirán para empezar:
- Aprovechar nuevas oportunidades para aprender más sobre la tecnología de la IA. Muchos de nosotros hemos probado ChatGPT, Bard y otras herramientas de inteligencia artificial, pero si hay colegas que no lo han hecho, debemos alentarlos a experimentar con las tecnologías que los estudiantes utilizan en el aula.
- Aceptar la adopción de la inteligencia artificial con cuidado. Necesitamos impulsar un cambio hacia la adopción y establecer límites respecto de la influencia que ejercerá esta tecnología en nuestras prácticas actuales de enseñanza y aprendizaje.
- UComprender que la integración es clave para nuestros colegas del ámbito educativo. Es posible que no estemos listos para este cambio, pero tampoco estábamos preparados para la pandemia. Sin embargo, nos volvemos a encontrar en una coyuntura de innovación disruptiva que tiene el potencial de cambiar radicalmente la forma en que creamos experiencias de aprendizaje para nuestros estudiantes.
- Alentar a los estudiantes a aprender más sobre las herramienta de IA. En agosto, asistí a la conferencia AI x Education, un evento que fue planeado y organizado de principio a fin por estudiantes. Los escuché hablar con visible entusiasmo sobre el uso responsable de la inteligencia artificial en los negocios, la programación, la educación y otras disciplinas. Ellos también quieren participar activamente en esta conversación, y deberíamos permitírselo.
Muchos de nuestros colegas han emprendido este tipo de exploración de la inteligencia artificial con una mente abierta, y me gustaría felicitarlos. Hace poco, conversé con un miembro del equipo académico que les pidió a sus estudiantes que usaran la inteligencia artificial generativa para crear una presentación para la clase. Esa estrategia permitió que utilizaran la inteligencia artificial como una extensión del aula invertida (donde los estudiantes encuentran formas de enseñarles un tema del curso a sus compañeros). Otros colegas del equipo académico les pidieron a sus estudiantes que utilizaran herramientas de inteligencia artificial para escribir sobre sus áreas de interés o pasiones. Luego, se les pidió que escribieran sobre la experiencia de utilizar la herramienta, anotando los errores y los aciertos. La tarea generó un debate sobre el uso de la inteligencia artificial y alentó a los estudiantes a pensar críticamente sobre el uso de estas herramientas.
Todas las personas que ocupen un puesto de liderazgo educativo deberían leer el reciente artículo de Ray Schroeder, Inside Higher post, que trata sobre cómo pueden abordar la inteligencia artificial los directores de programas y otros líderes.
Al pensar en el momento del ciclo innovador en el que nos encontramos, me doy cuenta de que hay mucho más por explorar en relación con este tema. Y me entusiasma la idea de seguir aprendiendo sobre cómo podemos usar esta tecnología como una herramienta superpotente para la enseñanza y el aprendizaje. Si la inteligencia artificial realmente puede ayudar a los docentes a reducir su carga de trabajo, quizás permita que se concentren en los aspectos cruciales de crear una experiencia de aprendizaje transformadora para todos los estudiantes.
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